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Es una sorpresa cada vez que pasas a la sala de diseño, preguntas «¿en qué estáis trabajando?», y ves cosas que piensas «¿de dónde han salido?». Por eso ellos valen para pensar en esos diseños y cómo llevarlos a cabo, y otros… Hacemos otras cosas.

El diseño no puede hacernos olvidar que hay un objetivo en cada proyecto, unas necesidades que cubrir, unos tiempos que cumplir. En cada caso la libertad de diseñar es diferente, aun así intentamos llegar un poco más allá, porque si hiciéramos lo que nuestros clientes piensan que les vamos a presentar, no ofreceríamos ningún valor. El objetivo es sorprender, pero también cumplir con las necesidades del proyecto. Si queremos aumentar ventas, diseñamos pensando en qué venden, quién compra, cuál es la competencia, o qué van a pensar los que pasen por la puerta. Porque no es lo mismo vender un sofá en un pueblo de la costa que venderlo en la milla de oro. Cada comercio tiene que atraer a personas distintas de forma diferente, y conseguir que pasen por la puerta.

El proceso creativo puede parecer que solo consiste en pensar en cosas extrañas para sorprender, pero va mucho más allá. Empezamos a crear límites en base a las necesidades de nuestro cliente y muchas veces parece que llegas a un callejón sin salida: o lo hacemos así o no hay más opción.

Siempre hay otra opción posible.

En otros casos no nos sorprendemos: volved a empezar, esos diseños no encajan con el cliente.

 

Cuanto más nos exigimos más nos valoran, y más sorprendemos. No podemos caer en la comodidad ni dormirnos, y eso conlleva estar siempre a la última en cuanto a materiales y tendencias, para que nuestros clientes puedan llevarse lo mejor de nuestros diseñadores.

Desde hace muchos años, y como muchos están de acuerdo, una imagen vale más que mil palabras.

Hace más de 15 años que nuestros proyectos no se ven sobre plano, sino sobre imágenes 3D. Es donde se aprecian los espacios, las alturas, los colores, los diseños que en plano de alzado no sabes siquiera si son de tu proyecto o de otro. Pero los tiempos cambian y hay que seguir avanzando.

Ahora añadimos 2 pasos más al proceso: las primeras ideas se esbozan sobre dibujo para tener una idea preeliminar que es difícil contemplar con un solo plano, y al final creamos una presentación 3D en realidad virtual para moverse por dentro del proyecto, de una estancia a otra, que se verá desde cada lugar. Es como un videojuego. Esto nos ha ayudado a que nuestros clientes vean cómo va a quedar todo antes de empezar.

Tenemos más cosas en marcha para que nuestros clientes puedan estar siempre a la cabeza del diseño y conseguir solventar las necesidades de sus empresas. Tenemos más que contaros. Pero de momento la sorpresa se queda desarrollándose en la sala de diseño.

 

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